El Papa llama a la concordia en Venezuela y reconciliación en Nicaragua

El Papa pidió que “el niño Jesús proteja a todos los pequeños de la tierra, a toda persona frágil, indefensa y descartada”.

En su mensaje de Navidad, el Papa Francisco clamó este martes por la concordia en Venezuela y la reconciliación en Nicaragua, además de llamar a la paz en los principales focos de tensión alrededor del mundo.

Asomado al balcón central de la Basílica de San Pedro y ante miles de personas congregadas en la plaza vaticana, el líder católico imploró por la estabilidad en Medio Oriente, Yemen y Ucrania, además de denunciar las persecuciones contra las minorías religiosas en diversas latitudes.

“Que este tiempo de bendición le permita a Venezuela encontrar de nuevo la concordia y que todos los miembros de la sociedad trabajen fraternalmente por el desarrollo del país, ayudando a los sectores más débiles de la población”, dijo, hablando en italiano.

“Que delante del niño Jesús, los habitantes de la querida Nicaragua se redescubran hermanos, para que no prevalezcan las divisiones y las discordias, sino que todos se esfuercen por favorecer la reconciliación y por construir juntos el futuro del país”, agregó más adelante.

Esos fueron los únicos dos países latinoamericanos que Jorge Mario Bergoglio incluyó en su alocución, en la cual instó a redescubrir los nexos de fraternidad que unen a todos los seres humanos y vinculan a todos los pueblos.

Pidió que esa fraternidad haga posible que israelíes y palestinos retomen el diálogo y emprendan un camino de paz que ponga fin a un conflicto que, desde hace más de setenta años, lacera la tierra elegida por el Dios para mostrar su rostro de amor.

Deseó que el niño Jesús permita “a la amada y martirizada Siria” que vuelva a encontrar la fraternidad después de largos años de guerra.

Instó a la comunidad internacional a esforzarse firmemente por hallar una solución política que deje de lado las divisiones y los intereses creados para que el pueblo sirio, especialmente quienes tuvieron que dejar las propias tierras y buscar refugio en otro lugar, pueda volver a vivir en paz en su patria.

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“Pienso en Yemen, con la esperanza de que la tregua alcanzada por mediación de la comunidad internacional pueda aliviar finalmente a tantos niños y a las poblaciones, exhaustos por la guerra y el hambre”, continuó.

También recordó a África, donde millones de personas están refugiadas o desplazadas y necesitan asistencia humanitaria y seguridad alimentaria.

Imploró que el “divino niño, rey de la paz”, acalle las armas, haga surgir un nuevo amanecer de fraternidad en todo el continente, y bendiga los esfuerzos de quienes se comprometen por promover caminos de reconciliación a nivel político y social.

Solicitó que la Navidad fortalezca los vínculos fraternos que unen la Península coreana y permita que se continúe el camino de acercamiento puesto en marcha, y que se alcancen soluciones compartidas que aseguren a todos el desarrollo y el bienestar.

“Que el Señor que nace dé consuelo a la amada Ucrania, ansiosa por reconquistar una paz duradera que tarda en llegar”, dijo.

“Solo con la paz, respetuosa de los derechos de toda nación, el país puede recuperarse de los sufrimientos padecidos y reestablecer condiciones dignas para los propios ciudadanos. Me siento cercano a las comunidades cristianas de esa región, y pido que se puedan tejer relaciones de fraternidad y amistad”, apuntó.

Más adelante, se refirió a quienes sufren hambre, falta de servicios educativos y sanitarios, así como aquellos creyentes que celebran la Natividad en contextos difíciles y hostiles, especialmente allí donde la comunidad cristiana es una minoría, a menudo vulnerable o no considerada.

Invocó para ellos y para todas las minorías, vivir en paz y que vean reconocidos sus propios derechos, sobre todo a la libertad religiosa.

El Papa concluyó su mensaje pidiendo que el niño Jesús proteja a todos los pequeños de la tierra, a toda persona frágil, indefensa y descartada; y que todos los seres humanos puedan recibir paz y consuelo, sintiéndose amados por el único padre celestial, reencontrándose y viviendo como hermanos.

Fuente: http://aristeguinoticias.com

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